Sin lugar a dudas, el elevado valor de las GPU de escritorio que vemos hace ya un par de años se debe a la minería de criptomonedas y no al mismo gaming.
A pesar de que minar monedas actualmente no te hará rico, la explosión de esta actividad desde hace especialmente un par de años ha provocado una auténtica reacción en cadena a muchos niveles, desde las positivas (para qué se está usando Blockchain más allá de Bitcoin) hasta las muy negativas, como la que vamos a revisar ahora: la crisis de las tarjetas gráficas para jugar.
Si desde hace casi dos años estás a la caza y captura, literal, de una tarjeta gráfica de nivel para armar tu propio PC Gamer, es muy probable que la desesperación e incluso indignación haya hecho acto de presencia en más de una ocasión.
El motivo no es otro que la alta demanda de este tipo de componentes por parte de la minería de Bitcoin y otras criptomonedas, especialmente Ethereum. No hablamos ya de particulares, a los que ya no resulta rentable, sino de sistemas tremendos montados específicamente para dicha tarea.
Según algunos analistas, el beneficio extra de Nvidia y AMD debido a este repunte de las criptomonedas habría sido de más de 1.500 millones de dólares entre ambas compañías.
Esos beneficios son correlativos con el crecimiento de ventas de GPU de este pasado año en todos los trimestres, batiendo récords en algunos donde históricamente las ventas no deben crecer sino más bien lo contrario.
Es por todo lo anterior que muchos gamers han optado por adquirir un notebook gamer, ya que irónicamente son más baratos que uno de escritorio, incluso siendo miniaturizados y totalmente portátiles. La verdad es que el mundo del gaming de escritorio, o desktop, ha quedado como opción sólo para los gamers más puristas y hardcore ya que por un valor determinado no superan en prestaciones a sus primos móviles.
Los fabricantes han reaccionado tarde, pero lo han hecho. Lo anterior consiste en que durante el Q2 y Q3 de 2021 han liberado para la venta modelos que no tienen habilitadas funciones de hash que son vitales para la minería, pero la verdad es que al día de hoy (21 de septiembre de 2021) los precios aún no bajan.
La verdadera pregunta no es cuándo bajarán, sino elegir entre si seguir esperando indefinidamente o si adoptar la opción móvil al menos hasta que la tormenta haya pasado.